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Dos semanas completas han pasado desde que llegué a la enfermería, ha sucedido de todo en éste lugar. Hubo algún muerto aquí, también desmayos y los que nos hemos recuperado poco a poco. Hanji venía a visitarme cada cierto tiempo para revisar mi estado de salud cada día, era la persona que más me hablaba en éste lugar. Hanji era una chica muy activa, siempre en movimiento, siempre con algo en la mente, nunca nos quedábamos en silencio, siempre tenía algún tema de conversación que sacar.

A comparación de ella, Levi no volvió a pasarse por aquí desde aquella última vez. Quería creer que el trabajo lo mantenía muy ocupado y por eso no venía, pero a quién engaño. Él siempre hace este tipo de cosas. Siempre me ata y luego me suelta, dejándome tan confundida.

—Ya estás bien, dentro de poco todos esos hematomas desaparecerán y quedarás como nueva.

—Gracias Hanji. —sonrío de lado. —¿Cómo están las cosas allá afuera?

—Terribles, hay muchas personas del muro María... no hay espacio ni comida. —niega algo abatida.

Trago saliva.

Era terrible la situación, en cualquier momento comenzarán a matar gente para poder sobrevivir, lo sé de antemano porque eso ha sucedido tantas veces en el subterráneo.

Miro mi alrededor, aunque algunos enfermos ya no estaban, las camas volvían a ser ocupadas por otros más y más, éste lugar nunca se quedaba vacío pues todavía había muchas gentes que cuidar.

Justo cuando Hanji se fue de la enfermería, decidí que lo mejor sería yo también irme. Iría a hablar con Levi para explicarle la situación, seguro aceptaba.

Me incorporo de la camilla y respiro profundo, todavía me dolían algunos músculos pero podría soportarlo. Miro mi vestimenta, ya no traía aquella ropa llena de la sangre de Alex, aquí me cambiaron por una vestimenta diferente; una playera blanca y unos pantalones azules holgados, el único problema podrían ser mis zapatos.

Busco por toda la enfermería algún posible lugar donde guardaran la ropa de los enfermos pacientes, pero no encuentro nada. Deberé estar descalza hasta hallar al moreno y que pueda brindarme algo.

Salgo de la enfermería y miro alrededor, me veo obligada a entrecerrar los ojos para acostumbrarme a la luz del sol que entraba con fuerza por una de los ventanales del pasillo. Un soldado que otro estaban por ahí pero desaparecían al instante, seguían apresurados con el tema de los muros destruidos.

Qué desastre.

Y mientras caminaba sin rumbo pensé en Kimer, lo perdí de vista cuando fui a buscar a Alex, ni siquiera supe si él sobrevivió al ataque.... ¿O su familia?

—Señorita. —un hombre llama mi atención, alzo mi mirada. Su cabello rubio brillaba ante la luz del sol, me miraba confundido detrás de sus gafas, también tenía algo de barba recién crecida. —¿Se encuentra bien?

—Oh, sí. Muy bien... solo que estoy algo perdida. —señalo alrededor. —Busco al Capitán Levi. ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?

—Eh... el Capitán Levi seguro está muy ocupado, y no es nada amable cuando lo interrumpen. Pero puede decirme a mí lo que necesita, mi nombre es Abel. —sonríe de lado. Le sonrío de vuelta.

—Soy Akira. —respondo. —¿Sabes dónde puedo encontrar algún calzado? —señalo mis pies. —Hace frío.

Abel suelta una risa entre dientes, pero termina por asentir.

—Te daré algo de ropa entonces. Ven conmigo.

Qué agradable sujeto. Él parecía también tener que seguir trabajando pero me dio un poco de su tiempo y eso lo agradecía. Abel me consiguió algo de ropa y unas botas que me quedaron a la perfección, la camisa blanca abotonada por un momento creí que no me quedaría pero había bajado mucho de peso últimamente y me prestó una de las capas de la legión, retenía el calor aunque hiciera frío o lloviera.

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now